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domingo, 25 de febrero de 2018
por
Vāyu-sakha.
En 1961, el escritor Jean-Paul
Clébert publicó la que quizás sea su más reconocida obra: Les Tziganes. En ella, dio lugar
a una cita que será profusamente repetida en diversas publicaciones y que
pertenece a un autor sobre el que poco y nada se sabe; al menos en español. Veamos:
Una de las personas de nuestro pueblo que recibió la primera revelación fue Sara la Kali. Ella era de noble linaje y jefa de una tribu en la cuenca del Ródano. Ella conocía los secretos que le habían sido transmitidos [...] En aquel tiempo los rom practicaban una religión politeísta, y una vez al año cargaban sobre sus hombros la estatua de Ishtari (Astarte) e iban al mar a recibir la bendición. Un día Sara tuvo visiones que le dijeron que las santas que habían estado presentes durante la muerte de Jesús pronto llegarían y que ella debía ayudarlas. Sara las vio llegar en una barca. El mar estaba embravecido y la barca amenazaba con hundirse. Sara extendió su vestido sobre las aguas y, usándolo como balsa, llegó hasta donde estaban las santas y las ayudó a llegar a tierra firme a través de su oración.
En ocasiones, ya sea en
francés, inglés o en nuestra lengua, la sección en negrita aparece modificada:
“María Salomé extendió su vestido sobre las aguas y, usándolo como balsa,
Sara llegó hasta donde estaban las santas y las ayudó a llegar a la tierra
firme a través de su oración” [1]. Luego, ¿cuál de estas versiones es la
auténtica?
El párrafo en cuestión
proviene de la obra de 1956: Tziganes, témoins du Temps, de Frans de
Ville. Lamentablemente, no he podido hallar el original de esta obra para
verificar la precisión de la cita y para obtener, además, una idea cabal sobre su
contexto; algo que, por cierto, tampoco han de haber hecho quienes se aferran a
este fragmento para erigir sus suposiciones [2].
Al parecer, De Ville fue
filólogo clásico y orientalista, si bien lo más seguro es que tradujo a su
lengua obras en inglés que versaban sobre la antigua literatura sánscrita. Y aunque
en su momento hubo quien elogió su trabajo sobre los romaníes, el historiador
Ruggiero Romano fue algo más moderado al respecto: “El denso libro de Frans de
Ville es un cautivante compendio sobre la existencia de los gitanos. Sobre la
existencia, no sobre la historia; lo cual es una pena”. Y eso porque en el s.
XX, a su entender, “las pruebas históricas son las más convincentes” [3].
Si la
anónima fuente de este escritor francés realmente existió, ¿habría sido un miembro de la familia
kale, sinti o manuš? ¿Y en qué particular contexto habría expresado sus palabras? Sobre todo, ¿cuánta credibilidad le cabe a un moderno testimonio
indirecto, aislado y tardío -carente de algún otro registro histórico de apoyo- que da certezas sobre una tradición que se remontaría por lo menos ¡a unos 500 años!? Por el momento, el único apoyo de este relato sería la breve cita hallada en un sencillo
manual del santuario de Saintes-Maries-de-la-Mer publicado el mismo año que el libro:
En la cripta de la iglesia se puede ver a la estatua de santa Sara, su altar, sus reliquias; los bohemios la honran como su patrona, en especial el 24 de mayo. Según ellos, Sara era uno de los suyos, originaria de la región, la primera convertida por las santas y luego su sierva [4].
En aquella imprecisa cita de De
Ville y en esta otra del manual, por supuesto, la sugerida historia de Sara difiere de la sostenida por los elaborados relatos franceses procedentes de la
Edad Media y comienzos de la Edad Moderna. Se trata, en verdad, de simples fragmentos
del s. XX que increíblemente siguen convenciendo a las personas de un hecho un tanto contrario al registrado en los centenarios manuscritos [5]. ¿Por qué esta vaga
idea sigue siendo ampliamente aceptada? ¿Quizás por la apertura que posibilita
a la fácil especulación e inserción en los dominios de la new-age?
A partir de las fuentes escritas más
antiguas sobre el tema, es posible observar que a lo largo de los siglos el imaginario
francés concibió a Sara como la sierva de María. Y los romaníes
aparecieron en suelo europeo en ese preciso contexto, revitalizando una tradición religiosa que todavía se mantiene con vida.
…
Notas:
1. La edición en español: Los gitanos (1965), de Aymá S.A. editora, no es nada literal en su traducción y registra la primera de las versiones.
1. La edición en español: Los gitanos (1965), de Aymá S.A. editora, no es nada literal en su traducción y registra la primera de las versiones.
2. Si el lector poseyese la
edición en francés de cualquiera de las obras mencionadas, de Clébert o de De
Ville, le agradecería si pudiese compartirlo. La bibliografía original al
respecto no siempre está al alcance o es de fácil acceso.
3. Annales. Économies,
Sociétés, Civilisations; año 14, n. 1, 1959.
4. Les
Saintes-Maries-de-la-Mer, manuel des pèlerinages; la introducción a la
leyenda le pertenece a un religioso de apellido Mazel. No ha de confundirse
esta obra -tal como lo hace el antropólogo Marc Bordigoni- con otras de títulos
similares, como la que pertenece al abad J.M. Lamoureux: Manuel pour le
pèlerinages des Saintes-Maries de Provence, de 1881; obra que no
dice nada semejante al pasaje de De Ville.
5. Véase la serie de: Sara e Kali: la sierva íntima de María. Clébert se equivoca al decir que la
primera mención de Sara data de 1448, pues la
mujer aparece ya alrededor de un siglo antes.sábado, 24 de febrero de 2018
Fiesta
romaní en Saintes-Maries-de-la-Mer (sin sonido).
Francia, 25 de mayo de 1956 – British
Movietone.
Lista de tomas:
Vista de Saintes-Maries-de-la-Mer | Vista
del campamento romaní, vista de la iglesia principal y romaníes bailando | Veneración de Sara e Kali en su cripta | Procesión
de María Jacobea y María Salomé por las calles y en dirección al mar | Bendición
de Mons. Provenchere, arzobispo de Aix-en-Provence | Procesión de Sara e Kali
rodeada de romaníes.
domingo, 18 de febrero de 2018
por Vāyu-sakha.
En 1521, el
cronista Vincens Philippon publicó una obra que alcanzaría vasta difusión en
Francia: La legende des ſaintes marie jacobi et marie ſalome [1]. Su narración sostiene que, después de la Asunción de la Virgen, María Jacobea y María Salomé -consideradas sus hermanas- se
tuvieron que exiliar de la hostil Judea junto a un séquito de setenta
discípulos de Cristo. Entre éstos se encontraban: María Magdalena, Marta, Marcela
–sierva de la anterior- y también Sara [2]. Todos ellos llegaron, por voluntad
de Dios, a un lugar que quedaba a ſix lieues eaue sallee | “a seis leguas [aprox. 20 km] de las aguas saladas”; región que mucho después sería llamada: les
maries.
Debido a que
luego de alcanzar tierra firme se produjo una señal milagrosa, estos primeros
cristianos en el exilio consagrarán ese lugar y erigirán ahí una capilla:
Et īcōtinēt dieu leur envoya une belle fontaine deauc doulce. Et le diſ diſciples de nreſſ° pour la voullūte de dieu eſlirent le lieu audictes ſainctes ſed aſſauoir marie iacobi et marie ſalome. Et ediffiarent une petite chapelle a lhōneur de Dieu et de ſa glorieuſe mere leurs soeurs […] Vecy le lieu ydoyne et ſolitaire pour eſtre en cōtemplacion et que nous puyſſons rendre graces adieu […] Or eſt ainſi q les diſciples eſlirent le lieu cōme ia eſt dit pour la volunte de dieu les bōnes faictes dames demeurāt en ce lieu en oraiſons juſnes menāt vie aſpre et auſtere avec ſarra leur chābriere.E inmediatamente Dios les envió una bella fuente de agua dulce. Y los mencionados discípulos de Nuestro Señor, por voluntad de Dios dedicaron el lugar a dichas santas, a saber: María Jacobea y María Salomé. Y edificaron una pequeña capilla en honor de Dios y de su gloriosa Madre, hermana de aquellas. […] “He aquí que el lugar es idóneo y solitario para estar en contemplación y para que podamos dar gracias a Dios”. […] Y es así que los discípulos dedicaron el lugar según se ha dicho; por voluntad de Dios, las buenas y santas señoras vivieron en ese lugar en oración y ayuno, llevando una vida áspera y austera junto a Sara, su sierva.
Después de
edificar la capilla con adobes, los discípulos varones se separaron y tomaron
rumbos diferentes a fin de cumplir con lo que el Señor les había dicho: Ite
per universum mūdū et predicate euāgeliū nrst | “Vayan por todo el
mundo y prediquen nuestro evangelio” [3]. Aunque algunos de ellos permanecieron un tiempo más en aquel recinto consagrado, finalmente solo quedarían tres
mujeres:
Et les bonnes ſainctes dames demeurāt en ce lieu deſert avec la bonne ſarra laquelle ſarra ſen alloit par my la camargue que en ce temps la se nōmoyt ſticados laquelle audit temps estoit toute pleyne de īfideles demādāt laumoſne pour dieu, on luy donort baucopt dauxions / Et pax tant que leſ dic īfideles ne tenoient pas grant conte de ces sainctes dames. Et les tenoient cōme ībeſſiles ne se curarent de les faire mourir ny tourmēter.Y las buenas y santas señoras permanecieron en ese lugar desértico junto a la buena Sara; tal Sara andaba por la Camarga -que en ese entonces se llamaba Sticados [4] y que en aquel tiempo estaba lleno de infieles- pidiendo limosna en nombre de Dios y ahí le concedían muchas donaciones / Y la paz era tanta, que los mencionados infieles no tenían muy en cuenta a las santas señoras. Y las veían como desquiciadas, y no se preocupaban por dejarlas morir ni por atormentarlas.
Según este
relato, la existencia post-pentecostal de estos primeros discípulos directos de
Cristo no fue nada fácil. Las dos tías de Jesucristo y una tercera mujer -que
también podría haberlo sido- se entregarían por completo a una verdadera vida
austera, prácticamente monástica. En esta microcomunidad espiritual, el servicio
mendicante de Sara resultó crucial para la subsistencia de todas, además de ser
arriesgado para ella misma: Sara recorría una región completamente desconocida
y llena de personas que, aunque de alguna manera eran dadivosas, eran también
indiferentes a sus padecimientos físicos y a su espiritualidad. Y ese servicio
mendicante se extendió a lo largo de varios años, más allá del fallecimiento de
María Jacobea y de la subsecuente desaparición de María Salomé; Sara lo mantuvo
hasta el momento mismo de su propio final. Este protagonismo de las tres mujeres
las sitúa, en verdad, como madres del monacato femenino; y Sara –anticipándose varios
siglos a san Francisco- aparece como la primera monja mendicante del
cristianismo.
Antes de
concluir su manuscrito, Philippon da muestras de que también se sentía
intrigado por la servicial presencia de esta última mujer, pues concede una
dudosa pista sobre su identidad. Al hacerlo, sin embargo, de alguna manera
vendrá socavar la importante dignidad que le concedieran Venette y Douin y que
él mismo estaba prolongando hasta ese momento. Philippon registra una simple
probabilidad que en su momento fue tomada por muchos como un hecho demostrado:
Aulcūs tiennet que ceſ tort la fame de pilate qui fui treduyte a la foy xpīane
Algunos sostienen que fue la mujer de Pilatos y que fue convertida a la fe cristiana.
Es difícil
decir dónde y de quiénes pudo haber escuchado Philippon esa suposición o si la
misma fue mero fruto de su imaginación. Lo cierto es que, mientras escribía
esta vacilante línea, las Iglesias Copta, Etíope y Ortodoxa venían reconociendo
desde hacía siglos a la esposa de Pilatos con el nombre de Claudia Prócula o
Procla, mujer que alcanzaría la santidad luego de convertirse al cristianismo [5].
Volviendo a la
relación de los romaníes con Sara: ¿se habrían identificado con ella porque
también provenía de Egipto, lugar más reconocido por la Europa cristiana que la
remota India? ¿Lo habrían hecho, quizás, porque Sara era una sierva y alguien que también se había
dedicado a mendigar, prácticas a las que se habrían visto inicialmente obligados los propios romaníes y a las que luego la sociedad los forzaría? ¿Es posible que, en su largo nomadismo
y receptividad oral, hayan logrado aprehender secciones desconocidas por los
franceses respecto a la biografía de Sara?
Mientras estas
preguntas y muchas otras más continúan rondándonos, lo más cierto hasta aquí es
que, para el catolicismo medieval de Francia, Sara -quien será la venerada princesa de los romaníes- era la sierva íntima de
María.
…
Sobre la frase en la fotografía.
Kali Sara: e drago sluga la Marijake | “Kali Sara: la sierva íntima de María”.
En la publicación en la que originalmente aparece, esta foto posee al pie la siguiente
inscripción en francés: “Iglesia de Saintes-Maries-de-la-Mer; la cripta, estatua de Sara.
A la derecha, vestidos que han sido usados por los gitanos y confiados a Sara”. Y sólo
como hecho curioso: véase cómo el rostro de Sara, cuya superficie está desgastada
por el contacto de los romaníes (quienes tras tocarlo se hacen la señal de la cruz), deja entrever el estuco del que está hecho y se
asemeja a un rostro cubierto de vibhūti o cenizas sagradas.
Notas:
1. Para su
obra, Philippon toma muchos elementos de los trabajos de Venette y Douin, si
bien se concentrará en la llegada de
las tres Marías a las costas de Francia. Nuevamente, a pesar de la falta de signos diacríticos apropiados, la transcripción trata de ser lo más exacta posible.
2. A diferencia
de los dos primeros autores, Philippon abreviará y mantendrá sólo el apelativo
de ſarra para designar a Sara, anulando así cualquier duda que
haya podido existir acerca de su verdadero nombre.
3. Cf. Mt.
28:19; Mc. 16:15; Lc. 24:47-48.
4. El nombre quizás se debía a que en la zona abundaban ciertas plantas, como la lavanda o la siempreviva, que en la herbolaria medieval fueron conocidas como sticados arabicum y sticados citrinum, respectivamente.
4. El nombre quizás se debía a que en la zona abundaban ciertas plantas, como la lavanda o la siempreviva, que en la herbolaria medieval fueron conocidas como sticados arabicum y sticados citrinum, respectivamente.
5. Prócula aparece con ese mismo nombre en el cap. IV de El Evangelio
de Nicodemo (s. VI). Entre los apócrifos, por cierto, la única Sara que se
menciona aparece en el cap. II de la Declaración de José de Arimatea, lugar
en el que figura como la hija del sumo sacerdote Caifás y como perversa sacerdotisa
que alentó la muerte de Jesús.
…
Fuente: Philippon Vincens (1521). La legende
des ſaintes marie jacobi et marie ſalome. Ms. 24958, Bibliothèque nationale
de France.
lunes, 12 de febrero de 2018
por Vāyu-sakha.
Aproximadamente
un siglo y medio después del relato de Venette, el laico Jean Drouin d’Amiens
publicará una versión en prosa de la obra sin realizar variaciones
significativas. A partir de esta versión, cuya edición impresa me
es más legible, veamos la manera insigne con que Venette siguió
describiendo a Sara [1].
Pero antes de pasar a tal descripción, nótese que el
texto de Drouin de alguna manera revitaliza una historia que hacía ya más de
cien años venía impregnando el colectivo imaginario de los franceses; fue en
este contexto que los romaníes harían su ingreso en la Francia del s. XV. Tales
romaníes –que pertenecerían sobre todo al grupo manuš- se familiarizarían también con aquella
creencia y, por alguna desconocida razón, se entregarían a la ferviente
veneración de santa Sara. ¿Sabrían ellos mucho más sobre esta enigmática mujer que los propios pobladores de la Camarga?
El capítulo
LVI, cuenta que primero Zebedeo y luego Alfeo, contrajeron una enfermedad
mortal, por lo que sus respectivas esposas: María Jacobea y María Salomé,
quedaron viudas mientras vivían en Galilea. En el siguiente capítulo, estas dos
Marías reparten sus propiedades entre los pobres, se despiden de sus familiares
y amigos y se van a vivir a Jerusalén, en casa de su hermana mayor: María, la
madre de Jesús. Luego:
...
Toutes ces choses faictes elles partirent du temple
& vindrēt en la maiſon de la benoiſte glorieuſe vierge marie
bien laſſes / puis dirent en entrant dedans la maiſon. La paix de
dieu ſoit ceans / & quant la ſeruante ſarrete les veit
elle vint au deuāt & leur diſt. Do’ſoyez les treſbiē venues au nom
de dieu. Puis elles demāderēt a ceſte ſeruāte ou eſtoit marie leur
ſeur / & elle leur reſpodit. Chieres dames elle eſt en ſon oratoire
rauye en contēplation / mais unſ ny oſe aler iuſques alhure de
midy / Saches que les benoiſtz anges de paradis la seruēt touſiours en grāt clarter lumiere / & luy apportēt ſon boire et ſon mēgier / eſt une choſe moult
merueilleuſe & difficile a cōprendre. Je
vous prie dames ne vous courreoucez poīt ſe ie ne luy fais point aſſauoit vostre
venue / Je noſeroye aller vers elle iuſques a’ce quelle ait fine ſon oraiſon / Repoſez vous ſi ſeres mieux a voſtre aiſe. Ainſi les dames ſe repoſerent / Car
elles eſtoient bien laſſes.
Cuando hicieron todas estas cosas, salieron del templo
y fueron a la morada de la bienaventurada y gloriosa Virgen María, llegando muy
cansadas. Y al entrar a la morada dijeron: “La paz de Dios esté en este lugar”.
Y cuando la sierva Sara las vio se puso delante y les dijo: “Sean muy
bienvenidas en nombre de Dios” [2]. Luego le preguntaron a esta sierva dónde se
encontraba María, su hermana. Y ella les respondió: “Queridas señoras, ella
está en su oratorio, dedicada a la contemplación. Y nadie se atreve a ir allá
sino hasta el mediodía. Han de saber que los benditos ángeles del paraíso la
sirven siempre en una grandiosa luz resplandeciente, y le conceden su bebida y
su alimento. Se trata de algo muy maravilloso y difícil de comprender. Les
ruego, señoras, que no se molesten si no le hago saber de su llegada; no iré a
ella hasta que haya terminado su oración. Es mejor que descansen y se sientan a
gusto”. Entonces, las señoras se entregaron al descanso, pues estaban muy
cansadas.
...
Et puis dirēt a la ſeruante. Sarrete ma treſdoulce amye ſi vous plaiſt vous feres ſcauoir a noſtre ſeur noſtre venue. Et incontinent elle alla vers la benoiſte vierge marie pour luy dire que ſes deux ſeurs leſtoyent venue
veoit. Quāt la bonne dame eut fait zon oraiſon elle penſa bien en ſon cueur que ſes deux ſeurs eſtoyent venues en
la maiſon dont elle euſt grant ioye. La
chamberiere vint vers la glorieuſe vierge marie et luy dit doulcement. Ma chiere dame perdonnez moy ſi ie viens trop toſt a vous / Je vous apporte bonnes nouuelles dont vous ſeres ioyeuſe. La glorieuſe dame ouurit ſon huys & les anges ſe partirent / Sarrete entra en la chambre et la ſalua honneſtement & luy diſt. Dame ilz ſont venues en la maiſon deux nobles dames / Elles ont ung verlet et deux chamberieres. Et alors la benoiſte vierge marie luy demanda qui
elles eſtoiēt / Et elle luy reſpondit. Certes ſe ſont voz ſeurs leſquelles ſont treſhumbles / doulces et benignes. La vierge marie en
demena grant ioye nonobſtant quelle ſceuſt biē tout leur affaire / Car noſtre ſeigneur luy auoit reuele tout leur
cas / et en ſoubriant en remercy adieu / long temps y auoit quelle nauoit eſte en ioye.
Después le dijeron a la sierva: “Sara muy dulce amiga
mía, podrías, por favor, hacerle saber a nuestra hermana de nuestra llegada”. Y
rápidamente ella fue hacia la bienaventurada Virgen María para decirle que sus
dos hermanas habían venido a verla. Cuando la bondadosa Señora hubo terminado
su oración, vio claramente en su corazón
que sus dos hermanas habían llegado a su casa, por lo que sintió una
gran alegría. La sierva llegó a la bienaventurada Virgen María y le dijo
dulcemente: “Mi amada Señora, perdóname si vengo demasiado apresurada hacia ti,
pero te daré buenas noticias que te causarán alegría”. La gloriosa Señora,
entonces, abrió su puerta y los ángeles se retiraron. Sara entró a la
habitación y la saludó con sinceridad, diciéndole: “Señora, han llegada a la
casa dos nobles señoras. Ellas tienen un cofre y
dos siervas”. Entonces la bienaventurada Virgen María le dice que han de esperarla.
Y ella [Sara] le dice: “En verdad se trata de sus hermanas, pues son muy humildes,
dulces y amables”. La Virgen María sintió una gran alegría, aun cuando ya sabía
todo sobre el hecho, pues nuestro Señor se lo había revelado por completo. Y
con sobriedad agradeció a Dios largamente, como si no sintiese aquella alegría.
...
Elle apella ſa ſeruante Sarrete
& luy diſt. Allez haſtiuement a mes ſeurs & leur
dictes quelles ayent ung petit de pacience / et que tantoſt ie iray
parler a elles / faictes les repoſer en attendant. Adōc sarrete print
cōgie de la benoiſte vierge marie & vint vers les
dames & leur diſt. Ne vous ennuyez doulces dames /
car certes madame viēdra tout maintenant vers vous /
vrayemēt elle eſt tres ioyeuſe de voſtre venue &
ſachez quelle vo’ ſalue de par moy / Denez dames &
vous repoſeres ce pendant / & elles reſpondirent. Dieu
en ſoyt loue / D: viengne quant il luy plaira sarrete
mamye nous attendrons treſuolen tiers faictes voſtre beſongne & ne
penſez plus a nous / noz chamberieres vous ayde tont a
faire voſtre cas / & en nous repoſant noſtre ſeur viendra.
Ella llamó a su sierva Sara y le dijo: “Ve con prisa
hacia mis hermanas y diles que tengan un poco de paciencia, que pronto iré a
hablar con ellas. Mientras, haz que descansen”. Entonces Sara, rápidamente se
despidió de la bienaventurada Virgen María y fue hacia las señoras, y les dijo:
“No se incomoden, dulces señoras, pues mi Señora pronto vendrá hacia ustedes.
Ella realmente se siente muy alegre de su visita y las saluda a través de mí.
Vengan, señoras, y reposen mientras tanto”. Y ellas le dijeron: “Alabado sea
Dios. Que ella venga cuando le plazca. Sara, amiga mía, nosotras esperaremos
muy complacidas haciendo lo que nos haz pedido; no pienses más en nosotras.
Nuestras siervas te ayudarán en lo que tengas que hacer; mientras descansamos,
vendrá nuestra hermana”.
...
Adonc sarrette ſe prīt a feſtoyer les ſeruātes des dames & elle auſſi / dieu ſcait quelle
nobleſſe ce ſtoit de veoir ces troys ſeruātes enſemble. Elles ne
parloyent pas de blondir leurs cheueulx ne qlles d:ogues elles
mettroyent en leur laiſſiue / certes ſes ſeruantes ne penſoyent pas a
telles choſes / Leur penſemēt eſtoit a ſeruit hōneſtement & a
aymer dieu / Et non pas aymer les danſes ne banquetz / Elles firent leur
meſnage touſiours parlant de dieu non pas leur
delectantes chanſons mondaines & plaines de voluptez.
Entonces, Sara se apresuró a agasajar a las siervas de
las señoras y a sí misma. Dios sabe lo noble que era ver a esas tres siervas
reunidas. Ellas no hablaban acerca de embellecer sus cabellos, ni mantenían
esos diálogos en su descanso. En verdad, aquellas siervas no pensaban en tales
cosas. Su pensamiento estaba en servir honestamente y en amar a Dios; no en
amar las danzas y los banquetes. En sus reuniones siempre estaban hablando de
Dios y no de agradables canciones mundanas o sobre ideaciones de placeres.
…
A lo largo del relato de Venette y de la respectiva adaptación de Douin, una y otra vez se resaltará la profunda actitud servicial de Sara.
Ella se muestra amable, atenta, diligente y comunicativa. Y noten la dignidad
que manifiesta desde los primeros momentos de su aparición: ella oficia de
intermediaria entre la propia Virgen y sus queridas hermanas; es, sobre todo,
guardiana de la secreta relación de María con su Señor. Sara sabe lo que sucede
en la recóndita recámara de la Virgen María.
En los
capítulos que siguen a éste, tras la Asunción de la Virgen, Sara se ve
profundamente desconsolada y no sabe cómo seguir viviendo. Es entonces que se
decide a servir a las dos hermanas de su Señora. Pero las tías de Jesucristo la aceptarán
no tanto como sierva (fr. chamberiere) sino más bien como su amiga (fr. amye),
permitiendo así que desempeñe un papel significativo en el largo apostolado que
realizarán por las tierras de Jerusalén, Roma, Éfeso y Veroli (Italia). De
hecho, Sara acompañará a estas dos mujeres hasta su vejez y respectivas muertes en esta última
ciudad, tras lo cual le sobrevendrá a ella su propio final. Más tarde, los
restos de las mujeres serán trasladados a la iglesia-fortaleza en Provence [3].
…
La frase de la imagen: Mišto aviljan ando anav le Devleske | "Sean bienvenidas(os) en nombre del Señor", es la traducción al romaní del saludo de Sara a las peregrinas del relato: Do’ſoyez les treſbiē venues au nom de dieu.
Notas.
Notas.
1. He dividido el largo párrafo del libro para mayor
comodidad en su lectura. Desde la perspectiva literaria sería interesante
trazar un perfil completo de la personalidad, influencia y apostolado de Sara a
partir del total de la obra del fraile carmelita.
2. A lo largo de su texto, Drouin mantendrá el solo
nombre de ſarrette para designar a Sara.
3. El abad E.M.
Faillon, evaluando otras referencias medievales, sostiene que Venette no
conocía la muy antigua tradición de la Camarga, por lo que confundió las
reliquias de una tal María de Veroli con las de estas dos Marías, cuyos restos
nunca habrían salido de tierras provenzales. Al respecto, véase su obra: Monuments
inédits sur l’apostolat de Sainte Marie-Madeleine en Provence (1865).
París: J.P. Migne Éditeur. Por otra parte, no deja de ser interesante la historia
sobre los orígenes de la iglesia-fortaleza de Saintes-Maries-de-la-Mer.
…
Fuente: Drouin D’Amiens Jean (1505). La
vie des troys Maries, de leur mère, de leurs enfans et de lenrs marys. París,
imprenta de Nicolas Bonfons. Bibliothèque nationale de France.
sábado, 10 de febrero de 2018
viernes, 9 de febrero de 2018
jueves, 8 de febrero de 2018
Sara es una mujer
enigmática. Aun cuando ha estado
presente y se la ha llamado de diversas maneras a lo largo de los siglos, su incierto origen y su legendaria labor e influencia
cristianas -poco y nada reconocidas- han favorecido al fin una imagen
bastante difusa de su persona [2].
Dentro del
catolicismo, se estima que el culto a santa Sara habría pasado inadvertido
durante mucho tiempo hasta venir a adquirir una particular y remarcable
vitalidad gracias al fervor devocional de los romaníes; si bien se desconoce,
también, el preciso momento y razón por la que los éstos habrían empezado a
venerarla.
¿Qué sabemos, en
verdad, de los orígenes y la personalidad de esta mujer?
Alrededor de 1345, el fraile carmelita Jean [Fillons] de Venette escribió un poema de 40 mil versos octosílabos titulado: La vie des troys maries, en donde por vez primera hace mención de Sara [3]. Y la menciona de una forma muy especial, pues Sara se irá manifestando como la sierva íntima y dedicada de la Virgen María.
Alrededor de 1345, el fraile carmelita Jean [Fillons] de Venette escribió un poema de 40 mil versos octosílabos titulado: La vie des troys maries, en donde por vez primera hace mención de Sara [3]. Y la menciona de una forma muy especial, pues Sara se irá manifestando como la sierva íntima y dedicada de la Virgen María.
Veamos un
fragmento del capítulo LXVI del poema, en donde Sara hace su histórica aparición dentro de la antigua literatura católica [4].
...
Comme les deux ſeurs deſſuſ dces
alerent demourer en ihrlm auecqs
nre dame leur ſeur
& auec ioſeph.
[…]
Les
ſeurs ſe ſont tant anāchies
Iuſqua lius ſe ſont approuchies
De
la vierge puis ſont paſſees
Dedens
loſtel toutes laſſees
Et
dirent en entrant leans
La
pax de dieu ſi ſont ceans
La
chambriere qui loſtel garde
Les
voit entrer ſi les regarde
Ceſt ſarrette qui moult fu ſarge
Debel
parler de doulx langarge
A
conitre fu en egipte
Iadis
quant la furent la fuite
Et
ihucriſt qui fu mene
Petit
enfant deſconforte
Pou
herude qui lors occur
Le
vouloit et mettre a martur
Sicom
dit ay pavey deuant
Ore
au propos diſons auant.
Cómo las dos hermanas mencionadas
fueron
a vivir en Jerusalén junto
a
nuestra Señora -su hermana- y a José.
[…]
Las hermanas estuvieron
muy apesadumbradas
hasta que se
acercaron al lugar
de la Virgen; e
ingresaron luego
a la hospedería
completamente cansadas.
Y al entrar ahí
dijeron:
“Que la paz de
Dios esté en este lugar”.
La sierva que
atendía la hospedería
las vio entrar y
les ofreció sus respetos.
Era Sara, quien
ardía mucho en el
deseo de hablar el
dulce lenguaje.
Ella había sido conocida
en Egipto
cuando fueron
hacia allá en la huida,
y cuando
Jesucristo fue conducido
como pequeño niño
desconsolado.
Pues el insigne
Herodes, que estaba entonces,
lo quería someter
al martirio;
ya que había
expresado: “¡Ay!, en el camino por delante
oremos por lo que
se nos ha dicho”.
...
En esta simple
pieza, Sara se nos muestra como una mujer amable, ansiosa por el diálogo
cristiano y de procedencia egipcia. Ya que fue conocida durante el exilio de la
sagrada familia a Egipto (Mt. 2.13-23), podemos suponer que habría sido casi de
la misma edad que la Virgen para haberle resultado de ayuda; es decir, habría
sido una adolescente llena de vitalidad, al igual que aquella [5].
Nótese que Venette
no dice que Sara fuera egipcia sino que: A conitre fu en egipte | “Ella había
sido conocida en Egipto”. Entonces, ¿de dónde sería originaria? Personalmente, diría -sin objetivas pruebas por el momento- que su ascendencia podría remontarse mucho más al oriente. Aunque las antiguas relaciones
entre India y Egipto han sido poco exploradas, se sugiere que las mismas habrían sido bastante significativas, sobre todo nivel cultural. Ya en los alrededores del
s. III, por ejemplo, Filostrato decía lo siguiente: Fuit itaque quondam tempus, quando hæc loca Æthiopes
incoluere, genus Indicum ſane: verum Æthiopia
nondum erat | “Por lo tanto, hubo un tiempo en que este lugar fue
habitado por etíopes, quienes eran una raza india; fue cuando Etiopía aún no
existía como tal” [6]. Y poco después, en el s. IV, Eusebio de Cesarea afirmaba
también: Æthiopes ab Indo flumine conſurgentes,
iuxta Ægyptum conſederunt| “Los etíopes
provenían del río Indo y se asentaron cerca de Egipto” [7]. ¿Es posible, entonces, que Sara perteneciera al
linaje de una olvidada comunidad india asentada en los márgenes del Nilo?
A lo largo del
tiempo, la sierva de María ha recibido diversos apelativos, como: Sarah, Sara
la Egipcia, santa Sara del Mar, Sara la negra, Sara e Kali, Kali Sara, etc. Al
presentarla por vez primera, sin embargo, el manuscrito de 1345 la llama: ſarrette; el texto de 1347, por su parte, registra inicialmente: ſarerte; mientras que el de 1357 dice primero: ſarepte [8]. Puesto que como teólogo Venette conocía bien
el latín y el francés medieval de su época, ¿por qué no habría escrito
simplemente: sarai, sarah o sara, si es que hubiera
querido nombrar a aquella mujer al igual que a la esposa de Abraham? Y puesto que la
mayoría de los copistas de aquel entonces también estaban familiarizados con el
sencillo nombre bíblico de sara, ¿por qué habrían vacilado tanto para registrarla de esa
manera? Estamos, sin duda, ante el intento de adaptación de un nombre femenino desconocido en Francia; tal como podría serlo el milenario nombre de: sāradā o śāradā? [9].
Si Sara hubiese
sido inicialmente una figura divina o una noble matriarca de origen indio, su
ferviente veneración por parte de los romaníes estaría más que justificada, ya
que ningún grupo abrahámico perteneciente al judaísmo o islamismo –mucho menos
uno celoso de su pretendida pureza- se atrevería
a realizar tal acto de culto.
Sin embargo, más allá de
estas suposiciones personales y primarias, sería bueno preguntarnos: ¿dónde habría estado
Sara durante los más de diez siglos anteriores a esta súbita aparición lírica? ¿Cuáles
habrían sido las fuentes escritas u orales de las que se sirvió Venette? ¿Puede
que la presencia de Sara respondiese sólo a confusos rezagos de un eco antiguo, a destellos
de una especie de revelación privada o a una pura imaginación piadosa? Sobre todo, ¿por qué los romaníes habrían empezado a identificarse tanto con Sara e Kali?
…
Notas:
1. El título simplemente obedece a lo que se desprende de los textos medievales y propios de la modernidad temprana que
abordaré en tres segmentos. A partir de tales fuentes, el íntimo servicio realizado
por Sara a una mujer de nombre: María, puede aludir tanto a la
asistencia que le prestó a la Madre de Dios como a la que le concediera también
a María Jacobea y María Salomé, consideradas hermanas de la primera.
2. Este hecho
propicia el lamentable acto de apropiación y distorsión de su imagen que
vienen realizando diversos grupos de dudosa espiritualidad.
3. La versión
digital del ms. 24311 posee una inscripción en latín que le concede la fecha
mencionada, la cual difiere del ms. 24434 que en sus márgenes registra el año 1347 y aun del ms. 12468 que anota 1357. Verán que estas obras son muy
anteriores a 1521, fecha de edición de La legende des ſaintes marie jacobi et marie ſalome de Vincens Phillipon, obra que es, en verdad, casi una tardía
adaptación en prosa del poema de Venette.
4. No existe una
traducción al español al momento; ni siquiera al francés actual. He tomado solo este fragmento debido a que me
resulta ardua la transcripción a partir de los microfilms digitalizados sin
demasiada definición. Téngase en cuenta, además, que debido a la falta de signos
diacríticos las letras que he subrayado corresponden al vinculum o línea
superior usada en la Edad Media para las abreviaturas.
5. Atendiendo a los detalles de su actividad mencionados en el posterior relato, no es demasiado probable que haya sido una niña ni tampoco una mujer ya madura.
5. Atendiendo a los detalles de su actividad mencionados en el posterior relato, no es demasiado probable que haya sido una niña ni tampoco una mujer ya madura.
6. Vita
Apollonii, lib. III, cap. VI.
7. Chronicon,
lib. II.
8. Los manuscritos tienen la misma procedencia que la fuente principal del presente texto.
9. Nombres
sánscritos de la diosa Bhavānī, esposa de Śiva; son todavía muy frecuentes en la India.
Fuente: De Venette, Jean (1345). La vie des troys maries. Ms. 24311, Bibliothèque nationale de France.
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Fuente: De Venette, Jean (1345). La vie des troys maries. Ms. 24311, Bibliothèque nationale de France.
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