Sara es una mujer
enigmática. Aun cuando ha estado
presente y se la ha llamado de diversas maneras a lo largo de los siglos, su incierto origen y su legendaria labor e influencia
cristianas -poco y nada reconocidas- han favorecido al fin una imagen
bastante difusa de su persona [2].
Dentro del
catolicismo, se estima que el culto a santa Sara habría pasado inadvertido
durante mucho tiempo hasta venir a adquirir una particular y remarcable
vitalidad gracias al fervor devocional de los romaníes; si bien se desconoce,
también, el preciso momento y razón por la que los éstos habrían empezado a
venerarla.
¿Qué sabemos, en
verdad, de los orígenes y la personalidad de esta mujer?
Alrededor de 1345, el fraile carmelita Jean [Fillons] de Venette escribió un poema de 40 mil versos octosílabos titulado: La vie des troys maries, en donde por vez primera hace mención de Sara [3]. Y la menciona de una forma muy especial, pues Sara se irá manifestando como la sierva íntima y dedicada de la Virgen María.
Alrededor de 1345, el fraile carmelita Jean [Fillons] de Venette escribió un poema de 40 mil versos octosílabos titulado: La vie des troys maries, en donde por vez primera hace mención de Sara [3]. Y la menciona de una forma muy especial, pues Sara se irá manifestando como la sierva íntima y dedicada de la Virgen María.
Veamos un
fragmento del capítulo LXVI del poema, en donde Sara hace su histórica aparición dentro de la antigua literatura católica [4].
...
Comme les deux ſeurs deſſuſ dces
alerent demourer en ihrlm auecqs
nre dame leur ſeur
& auec ioſeph.
[…]
Les
ſeurs ſe ſont tant anāchies
Iuſqua lius ſe ſont approuchies
De
la vierge puis ſont paſſees
Dedens
loſtel toutes laſſees
Et
dirent en entrant leans
La
pax de dieu ſi ſont ceans
La
chambriere qui loſtel garde
Les
voit entrer ſi les regarde
Ceſt ſarrette qui moult fu ſarge
Debel
parler de doulx langarge
A
conitre fu en egipte
Iadis
quant la furent la fuite
Et
ihucriſt qui fu mene
Petit
enfant deſconforte
Pou
herude qui lors occur
Le
vouloit et mettre a martur
Sicom
dit ay pavey deuant
Ore
au propos diſons auant.
Cómo las dos hermanas mencionadas
fueron
a vivir en Jerusalén junto
a
nuestra Señora -su hermana- y a José.
[…]
Las hermanas estuvieron
muy apesadumbradas
hasta que se
acercaron al lugar
de la Virgen; e
ingresaron luego
a la hospedería
completamente cansadas.
Y al entrar ahí
dijeron:
“Que la paz de
Dios esté en este lugar”.
La sierva que
atendía la hospedería
las vio entrar y
les ofreció sus respetos.
Era Sara, quien
ardía mucho en el
deseo de hablar el
dulce lenguaje.
Ella había sido conocida
en Egipto
cuando fueron
hacia allá en la huida,
y cuando
Jesucristo fue conducido
como pequeño niño
desconsolado.
Pues el insigne
Herodes, que estaba entonces,
lo quería someter
al martirio;
ya que había
expresado: “¡Ay!, en el camino por delante
oremos por lo que
se nos ha dicho”.
...
En esta simple
pieza, Sara se nos muestra como una mujer amable, ansiosa por el diálogo
cristiano y de procedencia egipcia. Ya que fue conocida durante el exilio de la
sagrada familia a Egipto (Mt. 2.13-23), podemos suponer que habría sido casi de
la misma edad que la Virgen para haberle resultado de ayuda; es decir, habría
sido una adolescente llena de vitalidad, al igual que aquella [5].
Nótese que Venette
no dice que Sara fuera egipcia sino que: A conitre fu en egipte | “Ella había
sido conocida en Egipto”. Entonces, ¿de dónde sería originaria? Personalmente, diría -sin objetivas pruebas por el momento- que su ascendencia podría remontarse mucho más al oriente. Aunque las antiguas relaciones
entre India y Egipto han sido poco exploradas, se sugiere que las mismas habrían sido bastante significativas, sobre todo nivel cultural. Ya en los alrededores del
s. III, por ejemplo, Filostrato decía lo siguiente: Fuit itaque quondam tempus, quando hæc loca Æthiopes
incoluere, genus Indicum ſane: verum Æthiopia
nondum erat | “Por lo tanto, hubo un tiempo en que este lugar fue
habitado por etíopes, quienes eran una raza india; fue cuando Etiopía aún no
existía como tal” [6]. Y poco después, en el s. IV, Eusebio de Cesarea afirmaba
también: Æthiopes ab Indo flumine conſurgentes,
iuxta Ægyptum conſederunt| “Los etíopes
provenían del río Indo y se asentaron cerca de Egipto” [7]. ¿Es posible, entonces, que Sara perteneciera al
linaje de una olvidada comunidad india asentada en los márgenes del Nilo?
A lo largo del
tiempo, la sierva de María ha recibido diversos apelativos, como: Sarah, Sara
la Egipcia, santa Sara del Mar, Sara la negra, Sara e Kali, Kali Sara, etc. Al
presentarla por vez primera, sin embargo, el manuscrito de 1345 la llama: ſarrette; el texto de 1347, por su parte, registra inicialmente: ſarerte; mientras que el de 1357 dice primero: ſarepte [8]. Puesto que como teólogo Venette conocía bien
el latín y el francés medieval de su época, ¿por qué no habría escrito
simplemente: sarai, sarah o sara, si es que hubiera
querido nombrar a aquella mujer al igual que a la esposa de Abraham? Y puesto que la
mayoría de los copistas de aquel entonces también estaban familiarizados con el
sencillo nombre bíblico de sara, ¿por qué habrían vacilado tanto para registrarla de esa
manera? Estamos, sin duda, ante el intento de adaptación de un nombre femenino desconocido en Francia; tal como podría serlo el milenario nombre de: sāradā o śāradā? [9].
Si Sara hubiese
sido inicialmente una figura divina o una noble matriarca de origen indio, su
ferviente veneración por parte de los romaníes estaría más que justificada, ya
que ningún grupo abrahámico perteneciente al judaísmo o islamismo –mucho menos
uno celoso de su pretendida pureza- se atrevería
a realizar tal acto de culto.
Sin embargo, más allá de
estas suposiciones personales y primarias, sería bueno preguntarnos: ¿dónde habría estado
Sara durante los más de diez siglos anteriores a esta súbita aparición lírica? ¿Cuáles
habrían sido las fuentes escritas u orales de las que se sirvió Venette? ¿Puede
que la presencia de Sara respondiese sólo a confusos rezagos de un eco antiguo, a destellos
de una especie de revelación privada o a una pura imaginación piadosa? Sobre todo, ¿por qué los romaníes habrían empezado a identificarse tanto con Sara e Kali?
…
Notas:
1. El título simplemente obedece a lo que se desprende de los textos medievales y propios de la modernidad temprana que
abordaré en tres segmentos. A partir de tales fuentes, el íntimo servicio realizado
por Sara a una mujer de nombre: María, puede aludir tanto a la
asistencia que le prestó a la Madre de Dios como a la que le concediera también
a María Jacobea y María Salomé, consideradas hermanas de la primera.
2. Este hecho
propicia el lamentable acto de apropiación y distorsión de su imagen que
vienen realizando diversos grupos de dudosa espiritualidad.
3. La versión
digital del ms. 24311 posee una inscripción en latín que le concede la fecha
mencionada, la cual difiere del ms. 24434 que en sus márgenes registra el año 1347 y aun del ms. 12468 que anota 1357. Verán que estas obras son muy
anteriores a 1521, fecha de edición de La legende des ſaintes marie jacobi et marie ſalome de Vincens Phillipon, obra que es, en verdad, casi una tardía
adaptación en prosa del poema de Venette.
4. No existe una
traducción al español al momento; ni siquiera al francés actual. He tomado solo este fragmento debido a que me
resulta ardua la transcripción a partir de los microfilms digitalizados sin
demasiada definición. Téngase en cuenta, además, que debido a la falta de signos
diacríticos las letras que he subrayado corresponden al vinculum o línea
superior usada en la Edad Media para las abreviaturas.
5. Atendiendo a los detalles de su actividad mencionados en el posterior relato, no es demasiado probable que haya sido una niña ni tampoco una mujer ya madura.
5. Atendiendo a los detalles de su actividad mencionados en el posterior relato, no es demasiado probable que haya sido una niña ni tampoco una mujer ya madura.
6. Vita
Apollonii, lib. III, cap. VI.
7. Chronicon,
lib. II.
8. Los manuscritos tienen la misma procedencia que la fuente principal del presente texto.
9. Nombres
sánscritos de la diosa Bhavānī, esposa de Śiva; son todavía muy frecuentes en la India.
Fuente: De Venette, Jean (1345). La vie des troys maries. Ms. 24311, Bibliothèque nationale de France.
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Fuente: De Venette, Jean (1345). La vie des troys maries. Ms. 24311, Bibliothèque nationale de France.
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