por Vāyu-sakha.
Aproximadamente
un siglo y medio después del relato de Venette, el laico Jean Drouin d’Amiens
publicará una versión en prosa de la obra sin realizar variaciones
significativas. A partir de esta versión, cuya edición impresa me
es más legible, veamos la manera insigne con que Venette siguió
describiendo a Sara [1].
Pero antes de pasar a tal descripción, nótese que el
texto de Drouin de alguna manera revitaliza una historia que hacía ya más de
cien años venía impregnando el colectivo imaginario de los franceses; fue en
este contexto que los romaníes harían su ingreso en la Francia del s. XV. Tales
romaníes –que pertenecerían sobre todo al grupo manuš- se familiarizarían también con aquella
creencia y, por alguna desconocida razón, se entregarían a la ferviente
veneración de santa Sara. ¿Sabrían ellos mucho más sobre esta enigmática mujer que los propios pobladores de la Camarga?
El capítulo
LVI, cuenta que primero Zebedeo y luego Alfeo, contrajeron una enfermedad
mortal, por lo que sus respectivas esposas: María Jacobea y María Salomé,
quedaron viudas mientras vivían en Galilea. En el siguiente capítulo, estas dos
Marías reparten sus propiedades entre los pobres, se despiden de sus familiares
y amigos y se van a vivir a Jerusalén, en casa de su hermana mayor: María, la
madre de Jesús. Luego:
...
Toutes ces choses faictes elles partirent du temple
& vindrēt en la maiſon de la benoiſte glorieuſe vierge marie
bien laſſes / puis dirent en entrant dedans la maiſon. La paix de
dieu ſoit ceans / & quant la ſeruante ſarrete les veit
elle vint au deuāt & leur diſt. Do’ſoyez les treſbiē venues au nom
de dieu. Puis elles demāderēt a ceſte ſeruāte ou eſtoit marie leur
ſeur / & elle leur reſpodit. Chieres dames elle eſt en ſon oratoire
rauye en contēplation / mais unſ ny oſe aler iuſques alhure de
midy / Saches que les benoiſtz anges de paradis la seruēt touſiours en grāt clarter lumiere / & luy apportēt ſon boire et ſon mēgier / eſt une choſe moult
merueilleuſe & difficile a cōprendre. Je
vous prie dames ne vous courreoucez poīt ſe ie ne luy fais point aſſauoit vostre
venue / Je noſeroye aller vers elle iuſques a’ce quelle ait fine ſon oraiſon / Repoſez vous ſi ſeres mieux a voſtre aiſe. Ainſi les dames ſe repoſerent / Car
elles eſtoient bien laſſes.
Cuando hicieron todas estas cosas, salieron del templo
y fueron a la morada de la bienaventurada y gloriosa Virgen María, llegando muy
cansadas. Y al entrar a la morada dijeron: “La paz de Dios esté en este lugar”.
Y cuando la sierva Sara las vio se puso delante y les dijo: “Sean muy
bienvenidas en nombre de Dios” [2]. Luego le preguntaron a esta sierva dónde se
encontraba María, su hermana. Y ella les respondió: “Queridas señoras, ella
está en su oratorio, dedicada a la contemplación. Y nadie se atreve a ir allá
sino hasta el mediodía. Han de saber que los benditos ángeles del paraíso la
sirven siempre en una grandiosa luz resplandeciente, y le conceden su bebida y
su alimento. Se trata de algo muy maravilloso y difícil de comprender. Les
ruego, señoras, que no se molesten si no le hago saber de su llegada; no iré a
ella hasta que haya terminado su oración. Es mejor que descansen y se sientan a
gusto”. Entonces, las señoras se entregaron al descanso, pues estaban muy
cansadas.
...
Et puis dirēt a la ſeruante. Sarrete ma treſdoulce amye ſi vous plaiſt vous feres ſcauoir a noſtre ſeur noſtre venue. Et incontinent elle alla vers la benoiſte vierge marie pour luy dire que ſes deux ſeurs leſtoyent venue
veoit. Quāt la bonne dame eut fait zon oraiſon elle penſa bien en ſon cueur que ſes deux ſeurs eſtoyent venues en
la maiſon dont elle euſt grant ioye. La
chamberiere vint vers la glorieuſe vierge marie et luy dit doulcement. Ma chiere dame perdonnez moy ſi ie viens trop toſt a vous / Je vous apporte bonnes nouuelles dont vous ſeres ioyeuſe. La glorieuſe dame ouurit ſon huys & les anges ſe partirent / Sarrete entra en la chambre et la ſalua honneſtement & luy diſt. Dame ilz ſont venues en la maiſon deux nobles dames / Elles ont ung verlet et deux chamberieres. Et alors la benoiſte vierge marie luy demanda qui
elles eſtoiēt / Et elle luy reſpondit. Certes ſe ſont voz ſeurs leſquelles ſont treſhumbles / doulces et benignes. La vierge marie en
demena grant ioye nonobſtant quelle ſceuſt biē tout leur affaire / Car noſtre ſeigneur luy auoit reuele tout leur
cas / et en ſoubriant en remercy adieu / long temps y auoit quelle nauoit eſte en ioye.
Después le dijeron a la sierva: “Sara muy dulce amiga
mía, podrías, por favor, hacerle saber a nuestra hermana de nuestra llegada”. Y
rápidamente ella fue hacia la bienaventurada Virgen María para decirle que sus
dos hermanas habían venido a verla. Cuando la bondadosa Señora hubo terminado
su oración, vio claramente en su corazón
que sus dos hermanas habían llegado a su casa, por lo que sintió una
gran alegría. La sierva llegó a la bienaventurada Virgen María y le dijo
dulcemente: “Mi amada Señora, perdóname si vengo demasiado apresurada hacia ti,
pero te daré buenas noticias que te causarán alegría”. La gloriosa Señora,
entonces, abrió su puerta y los ángeles se retiraron. Sara entró a la
habitación y la saludó con sinceridad, diciéndole: “Señora, han llegada a la
casa dos nobles señoras. Ellas tienen un cofre y
dos siervas”. Entonces la bienaventurada Virgen María le dice que han de esperarla.
Y ella [Sara] le dice: “En verdad se trata de sus hermanas, pues son muy humildes,
dulces y amables”. La Virgen María sintió una gran alegría, aun cuando ya sabía
todo sobre el hecho, pues nuestro Señor se lo había revelado por completo. Y
con sobriedad agradeció a Dios largamente, como si no sintiese aquella alegría.
...
Elle apella ſa ſeruante Sarrete
& luy diſt. Allez haſtiuement a mes ſeurs & leur
dictes quelles ayent ung petit de pacience / et que tantoſt ie iray
parler a elles / faictes les repoſer en attendant. Adōc sarrete print
cōgie de la benoiſte vierge marie & vint vers les
dames & leur diſt. Ne vous ennuyez doulces dames /
car certes madame viēdra tout maintenant vers vous /
vrayemēt elle eſt tres ioyeuſe de voſtre venue &
ſachez quelle vo’ ſalue de par moy / Denez dames &
vous repoſeres ce pendant / & elles reſpondirent. Dieu
en ſoyt loue / D: viengne quant il luy plaira sarrete
mamye nous attendrons treſuolen tiers faictes voſtre beſongne & ne
penſez plus a nous / noz chamberieres vous ayde tont a
faire voſtre cas / & en nous repoſant noſtre ſeur viendra.
Ella llamó a su sierva Sara y le dijo: “Ve con prisa
hacia mis hermanas y diles que tengan un poco de paciencia, que pronto iré a
hablar con ellas. Mientras, haz que descansen”. Entonces Sara, rápidamente se
despidió de la bienaventurada Virgen María y fue hacia las señoras, y les dijo:
“No se incomoden, dulces señoras, pues mi Señora pronto vendrá hacia ustedes.
Ella realmente se siente muy alegre de su visita y las saluda a través de mí.
Vengan, señoras, y reposen mientras tanto”. Y ellas le dijeron: “Alabado sea
Dios. Que ella venga cuando le plazca. Sara, amiga mía, nosotras esperaremos
muy complacidas haciendo lo que nos haz pedido; no pienses más en nosotras.
Nuestras siervas te ayudarán en lo que tengas que hacer; mientras descansamos,
vendrá nuestra hermana”.
...
Adonc sarrette ſe prīt a feſtoyer les ſeruātes des dames & elle auſſi / dieu ſcait quelle
nobleſſe ce ſtoit de veoir ces troys ſeruātes enſemble. Elles ne
parloyent pas de blondir leurs cheueulx ne qlles d:ogues elles
mettroyent en leur laiſſiue / certes ſes ſeruantes ne penſoyent pas a
telles choſes / Leur penſemēt eſtoit a ſeruit hōneſtement & a
aymer dieu / Et non pas aymer les danſes ne banquetz / Elles firent leur
meſnage touſiours parlant de dieu non pas leur
delectantes chanſons mondaines & plaines de voluptez.
Entonces, Sara se apresuró a agasajar a las siervas de
las señoras y a sí misma. Dios sabe lo noble que era ver a esas tres siervas
reunidas. Ellas no hablaban acerca de embellecer sus cabellos, ni mantenían
esos diálogos en su descanso. En verdad, aquellas siervas no pensaban en tales
cosas. Su pensamiento estaba en servir honestamente y en amar a Dios; no en
amar las danzas y los banquetes. En sus reuniones siempre estaban hablando de
Dios y no de agradables canciones mundanas o sobre ideaciones de placeres.
…
A lo largo del relato de Venette y de la respectiva adaptación de Douin, una y otra vez se resaltará la profunda actitud servicial de Sara.
Ella se muestra amable, atenta, diligente y comunicativa. Y noten la dignidad
que manifiesta desde los primeros momentos de su aparición: ella oficia de
intermediaria entre la propia Virgen y sus queridas hermanas; es, sobre todo,
guardiana de la secreta relación de María con su Señor. Sara sabe lo que sucede
en la recóndita recámara de la Virgen María.
En los
capítulos que siguen a éste, tras la Asunción de la Virgen, Sara se ve
profundamente desconsolada y no sabe cómo seguir viviendo. Es entonces que se
decide a servir a las dos hermanas de su Señora. Pero las tías de Jesucristo la aceptarán
no tanto como sierva (fr. chamberiere) sino más bien como su amiga (fr. amye),
permitiendo así que desempeñe un papel significativo en el largo apostolado que
realizarán por las tierras de Jerusalén, Roma, Éfeso y Veroli (Italia). De
hecho, Sara acompañará a estas dos mujeres hasta su vejez y respectivas muertes en esta última
ciudad, tras lo cual le sobrevendrá a ella su propio final. Más tarde, los
restos de las mujeres serán trasladados a la iglesia-fortaleza en Provence [3].
…
La frase de la imagen: Mišto aviljan ando anav le Devleske | "Sean bienvenidas(os) en nombre del Señor", es la traducción al romaní del saludo de Sara a las peregrinas del relato: Do’ſoyez les treſbiē venues au nom de dieu.
Notas.
Notas.
1. He dividido el largo párrafo del libro para mayor
comodidad en su lectura. Desde la perspectiva literaria sería interesante
trazar un perfil completo de la personalidad, influencia y apostolado de Sara a
partir del total de la obra del fraile carmelita.
2. A lo largo de su texto, Drouin mantendrá el solo
nombre de ſarrette para designar a Sara.
3. El abad E.M.
Faillon, evaluando otras referencias medievales, sostiene que Venette no
conocía la muy antigua tradición de la Camarga, por lo que confundió las
reliquias de una tal María de Veroli con las de estas dos Marías, cuyos restos
nunca habrían salido de tierras provenzales. Al respecto, véase su obra: Monuments
inédits sur l’apostolat de Sainte Marie-Madeleine en Provence (1865).
París: J.P. Migne Éditeur. Por otra parte, no deja de ser interesante la historia
sobre los orígenes de la iglesia-fortaleza de Saintes-Maries-de-la-Mer.
…
Fuente: Drouin D’Amiens Jean (1505). La
vie des troys Maries, de leur mère, de leurs enfans et de lenrs marys. París,
imprenta de Nicolas Bonfons. Bibliothèque nationale de France.
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